sábado, 11 de febrero de 2017

Un llanto hacía la Luna

En medio de ese verde prado, a la luz del atardecer, ella corría sin rumbo mientras pequeñas estrellas se estrellaban en el piso.
Cuando se sintió acabada, solo se recostó en ese gran manto, mirando a su única acompañante esa noche. No retiró su vista hasta que supo que la Luna tendría su completa atención y, junto a sus acompañantes luminosos, entonó otra canción, sin importarle el tiempo, el lugar, o su afinación. Cantó y cantó hasta que su propia voz le hizo callar, y después solo con su mirada, le habló. No necesitaba palabras, solo su corazón, pero aún así le dió su voz a el cielo, porque sentía que era lo mínimo que podía hacer por aquella que, desde pequeña, escuchó desde lejos lo que los demás no pudieron oír desde cerca. 

miércoles, 14 de diciembre de 2016

¿Por qué vivo?

"¿Por qué vivo?" Fue una vez una pregunta que mi profesora nos hizo a mi salón, "yo vivo por ella" fue mi respuesta, la profe con una tierna sonrisa me preguntó quien era esa persona, "no lo sé" fue lo único que dije. Y no lo sabía, solo sabía que algún día la encontraría. Viví toda mi infancia buscando aquella mujer, u hombre, al que estaba destinado, pero no la encontré. Sin importar cuanto tiempo pasase, yo seguí creyendo en mi palabra.
Llegó esa época en la que todos te preguntan "¿qué quieres ser?", "¿como te ves de grande?", "¿por qué vives?", y yo sin temor, con orgullo y totalmente decidido, siempre respondí "por ella"; hasta que, simplemente un día, mentí para complacer a los otros. "Arquitectura" fue lo único que los detuvo de invadir lo que construí por ella.
Seguí mi vida, agotado de buscarla. Sabía que estaba cerca, que seguía viva, pero no soporté la necesidad de conocerla y, ese día mi imprudencia me lo demostró.
El hilo rojo por fin se hizo visible, ella no pudo notarlo, pero yo si; y en esa fracción de segundo lo comprendí, yo no vivo por ella, yo viví para ella.

"No sabes nada"

"No sabes nada", le gritó ella, mientras lágrimas corrían por sus mejillas. No estaba enojada, solo desesperada, y el lo vio, en sus ojos, ojos dulces como la miel, que ahora perdían su dulzura.
Ella lo guardó mucho tiempo, ese secreto que estaba decidida a ocultar en lo profundo de su ser. Pero la verdad también tiene alas y, algún día tendría que abandonar el nido. Su mente mintió, su cuerpo no.
Cada día mas hinchada, estaba decidida a tomar medidas en este asunto, pero su compañero de vida, aquel joven que sacó lo mejor de ella, no lo permitiría. Día a día trataba de descubrirla, hasta que ella solo explotó. Entre sollozos desesperados y abrazos reconfortantes el lo supo todo.
Su amada ya no era solo suya, pero no se enojó, y ella lo sabía. Juntos lo afrontaron,día a día se esforzaron para superarlo, porque esto no fue culpa de ella, tampoco de el, y menos del que pronto cambió sus vidas.

Otro día

El día empezó, tan majestuoso como siempre. Los pájaros cantando, el cielo tornándose amarillo, luego azul, de esa forma que solo el sol logra pintar cada mañana. Aun así, la luna se veía, tan débil y frágil como una adolescente rebelde, que solo quería llevar la contraria a sus padres y ahora está perdida.
Con el paso del día, cada ser despierta y aporta su labor, logrando otro maravilloso segundo que no todos verán, pero si recordarán.
Las nubes inundan la obra que tanto le tomó al sol terminar y las aves, que disfrutan la compañía de la luz, descubren una y otra vez un paraíso en grandes alturas.
Frío o calor, el día empieza, y de esa misma forma termina. Todos van a descansar, el sol pierde su inspiración y, lentamente, se apaga.
Montones de pequeñas luces llegan y así, cada ser vivo cierra sus ojos para dar paso a los gobernantes de la noche, los únicos que atestiguaron el fin de un día, pero no el comienzo de otro.